Compendio de todo esto de nada.

Mato y no muero, el poder que otorga la juventud porque son las horas que son y no puedo dormir; me estoy volviendo loca con tanto ulular.
Una calada, amarga o no, pero deseando que ellos de mayores se hagan conocidos para que todos puedan disfrutar de la dulzura que emanaban, porque hoy el café amargo supo dulce y hoy no hay música que satisfaga mis oídos.

La belleza de la simpleza...

...la ropa blanca tendida refulgía y el tren que se iba brillaba con luces de amanecer.

Y yo, mientras tanto, parada en mi silla contemplando todo y nada.




jueves, 17 de septiembre de 2009

Cutre.

En este mundo no hay cosas cutres, son cálidamente bohemias.

Decía Kawabata que los que podían apreciar la belleza pura son los niños, las mujeres jóvenes y los hombres moribundos.

Mararía, aun somos mujeres jóvenes.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Bajo el techado.


Ayer fui a un café lleno de viejos babosos y ludópatas. Sólo quería comprar tabaco y mi culo fue desgastado por cincuenta miradas atormentadas y desesperadas. Desde luego, no seré quien les dé amor.
Cuando me dispuse a abrir el cajetín del tabaco caí en la cuenta de que ayer, que fui al mismo café, quería tirar el plástico que sobra cuando abres el paquete y no había papeleras cerca, el plástico sudado se pegó a mi mano.
Y ayer, después de la mala fortuna del día anterior, quería tirarlo al suelo, que se fundiera y fuera la capa plástica protectora del suelo y a la vez contaminadora del medio ambiente, había una papelera enfrente que me hizo sentir muy mal.
La gente no se percata de que les llueven cigarros en las calvorotas de la fumadora empedernida del número cincuenta, última planta. Cabeza fumadora-Smoker head, de Laura Lynch.
Empieza a clarear, huele a café de cafetera, del agradable y no del café de viejotes. También se puede ver un imán con perlas de pegamento y ahora, sentada sola en la estación de tren mientras el mundo gira, el tren de mercancías se va.

El humo asciende lento, rasgando el cielo poco a poco, azul, gris, de todos los colores, porque decía Vermeer que dentro de cada color se aglomeraban todos los colores.

Mararía, me encanta viajar para llegar y quedarme en donde la vida se hunde entre borracheras y horas de estudio sin estudiar, ahora toca limpiar y para viajar no hay que llevar tacones, es la planicie de los pies sin puente.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Estoy muy muy muy bebida.


¡Splash! El vómito rebota contra el suelo y deja tras sí una huella negra y parece ser que nadie se da cuenta de que voy borracha y descalza por las calles afiladas.

Escribiendo, en un libro que de he leer, estoy sucia de callejón sin salida, no más que mi casa.
¡Cuidado! Puede ser peligrosa...
¿Peligrosa?
He bebido más que un alcohólico y apesto pero no soy peligrosa.
Necesito una ducha y en alcohol he sido bañada.

Ya pasó todo, ya pasé los días tirada en el suelo de pre-exámenes, ahora vienen los post-exámenes, pero tuve la decencia de actualizar para que nadie piense que he muerto o algo peor.

Mararía, sigo viva.