Compendio de todo esto de nada.

Mato y no muero, el poder que otorga la juventud porque son las horas que son y no puedo dormir; me estoy volviendo loca con tanto ulular.
Una calada, amarga o no, pero deseando que ellos de mayores se hagan conocidos para que todos puedan disfrutar de la dulzura que emanaban, porque hoy el café amargo supo dulce y hoy no hay música que satisfaga mis oídos.

La belleza de la simpleza...

...la ropa blanca tendida refulgía y el tren que se iba brillaba con luces de amanecer.

Y yo, mientras tanto, parada en mi silla contemplando todo y nada.




martes, 18 de agosto de 2009

En el lugar de la quietud.


Mi casa es pequeña; hay un armario con poca ropa y muchos chirimbolos, una cama llena de libros y paquetes de tabaco, casi no se puede ni dormir, y por no hablar de cómo está la estantería, hay un escritorio abarrotado de papeles sin sentido, una cocina llena de cafeteras sucias y un gran espacio vacío para bailar sin moverse, me ducho en el río y hago cositas en un agujero en el suelo.


Su espalda está cargada como una cuadriga en la que tenga que ser el conductor quien tire de los caballos. Incluso tuvo que salir antes del instituto.
Los pies están apoyados sobre el arcón, se encuentra cómoda.
Ha lavado la ropa a mano y la ha tendido. Goteaba mucho al principio y del peso que tenía toda la ropa las cuerdas cedían y a medida que la ropa se iba secando las cuerdas subían y subían.
Se despertó tarde y atontada, nada más levantarse vio la hora y la fecha, ahora no las recuerda, al final, se gasta mas energía pensando en cómo pensar que directamente pensando, pero al menos se piensa en cómo pensar; por eso se sentó en la fuente a esquematizar y en la escalinata del teatro del pueblo a esperar.
¡Qué agradable es el aire fresco sin sudor!

Soy incapaz de concentrarme, por eso no escribo, he copiado esto del diario de hace algunos años porque ya me daba pena abandonar esto, le estaban saliendo telas de araña...

Pienso que vivo donde no vivo.
Mararía, ahora me dedico a ver la belleza de la simpleza.

3 comentarios:

K209 dijo...

Mararía es hermosa, ¿quiere Mararía invitarme a su casa? Puedo llevar dos tazas de té y un parchís, pero podemos llenarlas de alcohol y jugar al escondite, o simplemente salir fuera de la casa y mirarla desde el exterior, imaginándonos cómo la veríamos si la miraramos desde el interior imaginándonos que estamos fuera.

No abandones esto, a veces las arañas pueden ser demasiado, demasiado, demasiado destructivas.

Ágape dijo...

No me dejes. Eres una de mis favoritas y lo sabes.

Mararía, vayamonos juntas a buscar maromos.

María D. Valderrama dijo...

anda no me digas que tienes que hacer el examen?? pues me vas a decir la fecha del del libro...que supongo que sera el escrito en su conjunto que yo tambien tengo que hacerlo pero no se ni cuando es xDD

pd. si, a veces se forman palabras muy graciosass